Me acuerdo el dia en que mi mama me aviso que mi unico abuelo habia fallecido. Se llamaba Aurelio y la mayor parte de su vida vivio en Matehuala San Luis Potosi; le gustaba mucho verme cuando iba a visitarlo por que decia que yo era identico a mi padre; y cada vez que me veia se ahogaba en lagrimas el pobre viejo; de tantos recuerdos y penas de que su hijo se lo hubieran quitado tan joven. yo de chavillo como que me daba verguenza y casi creo pensaba "que oso abuelito". Ahora me acuerdo y se me hace un nido en el estomago de saber lo que le causaba ver a su hijo casi calcado en mi; su casa era enorme, habia como 6 cuartos, un boiler de leña, un arbol de trueno y patio enorme donde de morrillos, mis primos y yo jugabamos carreritas y al futbol, estaba muy bueno; sobre todo en Diciembre donde hacian una posada para todos los vecinos; habia dos o tres piñatas, y no solo les hechaban dulces; hasta dinero le hechaban, billetes de a 20 y de a 50; te arrastrabas, casi volabas para pelear por ellos cuando alguien grande reventaba la piñata. Mi abuelo tenia una cantina que yo no conoci, que por cuestiones de malos manejos termino pasando a mejor vida; poco a poco el tiempo se fue comiendo al viejo, se enfermo y ya casi no podia salir de su casa pero seguia con esa alegria que le caracterizaba. - ! Mi manuelito! - me decia y se ponia a chillar; pasaron muchos años y yo ya no volvi; platicando por telefono con mis tias me entere que se habia ido a vivir con una de ellas para que pudieran cuidarlo mejor; le compraba muchos VHS de esos de Rafael Inclan y el Caballo Rojas, Carmen Salinas, de esas peliculas aca de ficheras y el se la pasaba risa y risa viendolas una y otras vez.
Cierto dia de Noviembre nos avisaron que el habia fallecido; yo fui a su cepelio representando a mi padre. Llegue a casa de mis abuelos y lo estaban velando en su misma casa; toda la gente del pueblo lo conocia y fue a despedirse de el como buenos amigos; era curioso ver lo que sucedia ahi; todos los viejos del pueblo platicaban entre ellos, y se tomaban una cervecita, y dos y tres y risa y risa; las señoras comiendo menudo, mis tias y mis primos repartiendo lonches y refrescos para todos; tal cual una fiesta como las acostumbraria yo conocer normalmente, pero sin el pequeño detalle de la muerte como principal motivo. El cortejo salio de la casa a las 3 de la tarde mas o menos; eran carros y carros escoltando aquella carroza con el cuerpo; la policia de Matehuala escoltando; las estaciones de radio mandando saludos y despiendo a mi abuelo, las asociaciones de motociclistas, de restauranteros, de bares, se escuchaban bocinas tocando musica, mensajes de amistad por un buen amigo perdido; llegamos al panteon y lagrimas rodaban por decenas de mejillas; comenzaron a bajar el feretro hacia la fosa; tres de los bisnietos mas chicos se acercaron y vieron por el borde y comenzaron a decir - !No te vayas abuelito; al rato vienes verdad, aca te esperamos, pero vuelves eh! - el cielo poco a poco se iba oscureciendo y las lagrimas aumentaron con el ocaso; yo creo que pense para mi mismo - Quedese tranquilo abuelo, mejor no vuelva, por aqui en este mundo todo esta bien gacho, quedese acostadito y saludeme a mi jefe -